lunes, 11 de octubre de 2010

Mineros chilenos

Se acaba la pesadilla en Chile
Le Chili attend ses 33 mineurs miraculés

33 mineros chilenos llevaron más de dos meses atrapados en la mina de San José (en el norte del país), a unos 700 metros de profundidad, luchando por su vida desde el día 5 de agosto de 2010.
Laurence Golborne, el ministro de Minería, anunció este sábado que el proceso de operación final de rescate podría iniciarse este miércoles 13 de octubre. Tardará de 3 a 10 días la excavación de todos los mineros.

El primer contacto con los 33 hombres, bloqueados en una galería saturada de polvo tras un derrumbe dramático, tuvo lugar el 22 de agosto, al cabo de 17 días, gracias a un mensaje enviado por una sonda subterránea. Además de víveres y agua, el gobierno chileno les ha enviado una cámara de vídeo a través del tubo de abastecimiento, para que filmen imágenes de su calvario. Es la primera vez que mineros quedan encerrados bajo tierra durante tanto tiempo.

Tras el derrumbe, el presidente Sebastián Piñera, elegido en marzo de 2010, inmediatamente acudió a la mina de San José, hizo importar perforadoras de Australia y pido ayuda a la NASA para que faciliten las condiciones de encerramiento de los mineros. Consecuencia de ello, la cota de popularidad del presidente ha subido unos 10 puntos.

Tres perforadas han llevado semanas perforando pozos de rescate noche y día, en el desierto de Atacama. A la perforada más eficaz, la « T-130 », sólo le faltan algunas horas para alcanzar su objetivo final.
Según las autoridades, los mineros serán excavados uno a uno, dentro de una estrecha cápsula metálica suspendida por una grúa, a través los pozos de rescate. Los 33 hombres, que ya retiran 8 toneladas de escombros al día, previamente deberán ampliar la zona de llegada del pozo con explosivos, para facilitar las maniobras. Tardará una hora o algo más para salvar a cada uno de los mineros. Debería salir en último lugar el jefe de turno, Luis Urzúa, que consiguió mantener la armonía y la disciplina entre sus compañeros de mala fortuna.
Cuando salgan a la luz del sol, los mineros directamente serán examinados por médicos y psicólogos, antes de que helicópteros del ejército les trasladen de la mina al hospital de Copiapó, ciudad de origen de las víctimas, a 800 kilómetros al norte de Santiago.

Chile halaga el coraje impresionante y excepcional de los mineros, ya considerados como “héroes benditos”. Las familias de las víctimas, así como centenas de periodistas, cámaras y “turistas”, chilenos y extranjeros, se han instalado en las cercanías de la mina desde las últimas semanas, en un lugar bautizado “Campamento Esperanza”. La policía ha instalado un baraje a 300 metros de los pozos, y carabineros están al acecho en la colina, a caballo. Se espera a un millar de periodistas para el día del rescate.

Según ha precisado el ministro de Salud, Jaime Mañalich, los mineros viven su encerramiento de manera "calme", a pesar de que "algunos hayan manifestado señales de ansiedad, y otros un aumento de su taquicardia". Sin embargo, a pesar de "problemas dentarios y dermatológicos preocupantes", la mayoría de ellos presentan un muy buen estado de salud, dadas las circunstancias.

Ahora bien, también quedan algunos riesgos relacionados a su retorno a la vida normal, como el estrés post-traumático, los insomnios, los flash-back y la ansiedad. Otro riesgo es la popularidad repentina a la que no están preparados y pronto se van a enfrentar. De hecho, la historia de esos 33 hombres, sin precedente en Chile, ha generado una inmensa mediatización. Varias cadenas de televisión ya preparan documentarios y telefilmes dedicados a la experiencia de las víctimas en la mina.

Las familias de las víctimas empiezan a sentir alivio pero también temen la perspectiva de una nueva vida, porque saben que se necesitará tiempo para regresar a su vida normal. Los mineros recibirán cada uno 8000 euros por parte de un empresario. Además, los abogados de las familias exigen un millón de euros de reparación para cada minero a la compañía San Esteban, responsable del yacimiento, y al Estado chileno.

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